jueves, 24 de mayo de 2007

Profesión: Artista (solemne)

En la vida hay dos tipos de nombres. El que te dan, y el que te inventas. Cristián Núñez se había inventado dos. Así que los unió. Pero quizás, nunca se había dado cuenta de que funcionaban, hasta que los empezó a escribir. No una, sino que varias veces. Y siempre a un costado de su trabajo. Chinomestizo sonaba bien. Y se veía mejor. Porque con Cristián Núñez, simplemente no funcionada. Se quedaba corto. En forma y en fondo. Hacerse un nombre, significa parirse otra vez. Duele. Pero para alguien que viene de otro lugar, no puede haber otra forma. Chinomestizo no podía ser de este mundo. Así que necesitaba intervenirlo. Podías verlo en los papeles, muros y calles donde habita.
Él era artista.
La vida te da dos nombres. Pero hay tipos que se ganan tres. De lunes a viernes, Cristián pasaba a ser míster. Enseña arte en un colegio inglés. Y consigue hacerlo a su manera. Con zapatillas y corbatas de la ropa usada. La vida, te enseñan, es un proceso donde quemas etapas. Dónde avanzas y olvidas. Pero de alguna forma, a pesar de los cuarenta, él seguía manteniendo su capacidad de asombro. Con actos tan sencillos, como cuando un niño tomaba un papel y un lapiz y se ponía a dibujar. Eso era lo que lo mantenía ahí. De lunes a viernes, hacía de amigo y padre adoptivo a quien lo necesitara. Pero las semanas también se acaban. Y ahí, Cristián dejaba de ser Núñez. Y volvía a ser Chinomestizo. Pescaba su auto y manejaba las tres horas hasta Pichilemu. Ahí es donde espera a que algo pase. Un evento, por ejemplo. Como que su trabajo o su nombre, se den a conocer. Pero hoy es jueves. La playa, los amigos y la vida que soñó, aún tendrán que esperar. Por lo menos, hasta que la campana vuelva a sonar.














































































































































jueves, 3 de mayo de 2007

Trabajo 3: Su propina es mi sueldo


























































Tiene nombre. Se llama Carlos Acevedo.